El estrés laboral normalmente se ocasiona cuando las personas trabajadoras tienen la vivencia de que la relación del rendimiento que se les pide con los recursos (tiempo, herramientas, capacidades o formación, entre otros) que disponen está descompensada. Asimismo, también puede ser causada por conflictos laborales o condiciones laborales y de conciliación negativas, entre otros.

Es crucial que los departamentos laborales y de prevención de riesgos entiendan que si las personas trabajadoras están expuestas a un nivel de estrés elevado y constante en el tiempo tendrá efectos negativos en su salud y en la organización. Por este motivo, es importante que tengan presente cuáles son las consecuencias del estrés laboral y cómo se pueden prevenir y combatir. En caso de duda sobre esta cuestión o si necesitáis más información podéis contactar con nuestro Servicio Laboral.


¿Qué consecuencias tiene?

Respecto a las consecuencias del estrés laboral, hay que diferenciar entre las implicaciones que tiene para las personas trabajadoras, a las entidades y a la Administración pública.

En cuanto a las trabajadoras y trabajadores, esta realidad se caracteriza por llevar a la persona al límite, provocando agotamiento mental y físico. A continuación, se explican algunas de las respuestas del organismo:

  • Trastornos mentales: ansiedad, adiciones, depresión, trastornos del sueño o fobias, entre otros.
  • Enfermedades físicas: migrañas, hipertensión arterial, arritmias cardíacas, úlceras gastrointestinales, dificultad en la respiración, dolor crónico o trastornos inmunológicos, entre otros.

Para las organizaciones y la Administración pública, supone un gran coste administrativo, logístico y económico, ya que muchas personas trabajadoras necesitan la baja laboral debido a las patologías causadas por el estrés.


¿Cómo se puede prevenir?

Para lograr prevenir el estrés laboral, las organizaciones pueden trabajar desde diferentes niveles. Seguidamente, te explicamos algunas de las actuaciones que pueden desarrollar las entidades:

  • Asegurarse de que la política corporativa de la organización va en consonancia con el cuidado de las personas trabajadoras y que no potencia situaciones ni climas laborales que favorezcan el estrés.
  • Revisar las distribuciones de las cargas de trabajo, para alcanzar que sean equitativas y que las personas trabajadoras tengan los recursos necesarios para desarrollarlas.
  • Garantizar la desconexión digital y velar para que se hagan el menor número de horas extras posibles. Es esencial para que las personas puedan descansar y recargar energía.
  • Fomentar la conciliación es un factor clave para que las personas trabajadoras puedan compaginar la vida laboral y personal (horarios flexibles, teletrabajo o cuidados personales y familiares, entre otros).
  • Invertir y fomentar la formación de la plantilla también es clave para que puedan asumir nuevas tareas sin que se sienta desamparada y sobrepasada.
  • Establecer y dar difusión de los canales de comunicación seguros para explicar problemas o surgencias relacionadas con el trabajo o el clima laboral.

Finamente, la entidad puede tener un papel relevante en cuanto a la gestión emocional del personal, ofreciendo talleres sobre meditación, relajación o habilidades sociales, entre otros.

Fuente: redactado por el equipo de Gestión Tercer Sector en Xarxanet.

 

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