En términos generales, cuanto más grande sea una entidad, o cuanto más actividad económica realice, mayores serán sus obligaciones en términos tributarios y contables. Pero alcanzar ese crecimiento también le hará posible disponer de más recursos para destinar a la gestión. De este modo, podrá contratar a alguien para la estructura y no trabajar solo con personas voluntarias. Por lo tanto, al final podrá hacer mucha más acción social.

Desde el área económica de Gestión Tercer Sector ayudamos a cualquier entidad en su gestión económica para que pueda dar este paso y tenga cubiertas todas sus necesidades en este ámbito.

Dolors Martínez, responsable del área económica de Gestión Tercer Sector, apunta que ser una entidad grande no precisamente significa tener más obligaciones fiscales. «En la parte económica de una entidad todo es muy relativo. Las obligaciones van en función del volumen y tipología de las actividades que realizas y de cómo generas tus recursos, más que por si eres una entidad grande o no».

Pros y contras de ser una entidad pequeña

Si la entidad tiene una estructura reducida tendrá menos opciones de acceder a financiación pública. «Requiere pedir subvenciones, por lo que se deben estudiar las bases, hacer un proyecto, después se debe ejecutar y justificar… Esto da un trabajo y requiere un tiempo que los equipos pequeños no le pueden dedicar, a diferencia de una entidad grande», remarca Martínez.

Respecto a la financiación privada, también le costará más conseguirla, ya que le será difícil, por ejemplo, obtener la Declaración de Utilidad Pública (DUP). Esta declaración da herramientas importantes para la captación de fondos vía la memoria económica de la Ley de mecenazgo (49/2002).

En cuanto a los puntos positivos, Martínez destaca que una entidad pequeña, en teoría, es más fácil de llevar. «Es más ágil a la hora de tomar decisiones y, posiblemente, menos complicada en cuanto a gestión contable y fiscal«. «Pero esto no siempre ocurre, porque hay el componente de la tipología de actividad, que es independiente al volumen, y que por si misma le puede generar las mismas obligaciones que una entidad grande», añade Martínez.

Ventajas e inconvenientes de las fundaciones y asociaciones DUP

Si la forma jurídica de la entidad es una fundación o una asociación DUP, ya se cuenta con una serie de beneficios fiscales. Estos pueden ser la desgravación de las donaciones que reciban y las herramientas para poderse financiar, así como los convenios de patrocinio y colaboración.

Martínez señala que la ventaja principal de hacerse más grande es tener la oportunidad de obtener más recursos. «Siendo una entidad grande puedes obtener más recursos y con más recursos, puedes hacer más acciones para lograr tu objetivo social y ampliar tu ámbito de actuación y llegar a más gente».

En contrapartida, una entidad grande representa más gasto de estructura. «Tenerla en activo cuesta más, por el solo hecho de tener un local más grande y disponer de más recursos fijos. También se incrementan los gastos de gestión «, explica Martínez.

Además, se deberá cumplir con otra serie de obligaciones extras, como la rendición de cuentas, la presentación del Impuesto de Sociedades (IS) y la presentación de la memoria a Hacienda. Esto siempre que se superen los 20.000 euros de ingresos anuales.

¿Hacerte más grande o asociarte con otras entidades?

«Cuando una entidad o un grupo de personas se dirigen a nosotros para constituir una asociación, lo primero que les preguntamos es si existe alguna otra entidad que esté trabajando en el mismo ámbito. Es mucho mejor añadirse a una ya existente y hacerla más grande que crear una nueva y pelearse por las mismas subvenciones «, apunta Martínez.

En términos económicos, el exceso de fragmentación en entidades no les aporta ningún beneficio, ya que muchas entidades pequeñas por separado podrán hacer menos trabajo que una entidad que las agrupe a todas. «Siempre y cuando se compartan los objetivos y haya un acuerdo mutuo, la clave es fusionarse para llegar más lejos», explica la jefa del área económica.

Como principal ventaja de fusionarse o añadirse a una entidad existente, las entidades tendrán más opciones a la hora de conseguir subvenciones. Esto será posible gracias a disponer de un equipo de personas trabajadoras que se dediquen exclusivamente a la captación de fondos.

En caso de que no se quieran fusionar o añadir a ninguna entidad, otra alternativa sería colaborar y participar en actividades de interés general. Esto lo pueden hacer a través del mecenazgo, mediante un convenio de colaboración regulado por el artículo 25 de la Ley 49/2002.

Fuente: Xarxanet.

 

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