Es importante que dentro de las entidades se fomente un ambiente de trabajo donde no tenga lugar el acoso sexual o por razón de sexo. En este sentido, se han de adoptar medidas adecuadas para abordarlo en caso de producirse. Por eso, tienen que arbitrar procedimientos específicos de prevención y actuación.

Uno de estos procedimientos es la elaboración de un protocolo. Poner este proceso en marcha ya implica un cambio, puesto que requiere destinar recursos materiales y personales a garantizar el funcionamiento del protocolo y un cambio de mentalidad y comportamientos.

Reflexión previa: ¿Por qué es necesario?

Estos protocolos son necesarios, principalmente, para garantizar un entorno seguro y respetuoso para todo el mundo y para combatir cualquier tipo de violencia que pueda tener lugar en las entidades. Además, la elaboración de este protocolo permitirá:

  • Hacer visibles situaciones de acoso en el entorno de la organización.
  • Expresar la desaprobación y la alerta ante las situaciones de acoso sexual o por razón de sexo en la entidad.
  • Manifestar la importancia de que todo el mundo colabore para hacer frente a actitudes discriminatorias y violentas y para mantener el respecto en el entorno de trabajo.
  • Definir procedimientos concretos de prevención y actuación para abordar las situaciones de acoso.

El establecimiento de este tipo de protocolo se fundamenta en aquellas normativas internacionales, estatales y autonómicas relativas a la igualdad de género, a la no discriminación y a la no violencia. A día de hoy, el incumplimiento de estas directrices por parte de las entidades puede comportar la exigencia de responsabilidades administrativas, judiciales y laborales, por ejemplo, a través de inspecciones de trabajo.

Objetivos del protocolo

Es importante que en el mismo protocolo se definan sus objetivos. Generalmente, el objetivo principal es definir unos parámetros de actuación ante estas situaciones y promover las medidas necesarias para evitar su aparición. Aparte de esto, un protocolo de este tipo pretende:

  • Informar, sensibilizar y formar a todas las personas relacionadas con la entidad sobre cuestiones relativas al acoso sexual o por razón de sexo.
  • Determinar las pautas a seguir en caso de producirse un comportamiento constitutivo de acoso sexual o por razón de sexo.
  • Velar por un entorno seguro en el cual todo el mundo muestre respeto mutuo hacia su integridad y dignidad.
  • Actuar en los estadios más iniciales de la problemática.
  • Garantizar los derechos y el trato justo de las personas afectadas, así como la confidencialidad y la diligencia en el proceso de resolución del conflicto.
  • Determinar mecanismos para hacer un seguimiento del cumplimiento del protocolo y sistemas de mejora de aquellos aspectos que lo necesiten.

Contenido del protocolo

El protocolo tendrá que definir primeramente cuáles son los comportamientos a prevenir y abordar, así como las tipologías de acoso sexual y/o por razón de sexo en función de si se condiciona o no un derecho (o expectativa de derecho) a la aceptación de una situación de acoso y en función del tipo de vínculo que hay entre la persona que acosa y la persona que recibe el acoso.

Habrá que considerar también cuáles son los grupos de especial atención del protocolo, es decir, los colectivos que normalmente son vulnerabilizados: niños, personas adolescentes, mujeres y personas de identidades disidentes. Las herramientas de prevención se crearán teniendo en cuenta las causas estructurales de la discriminación y la opresión que sufren estos grupos.

Por otra parte, el protocolo tendrá que contener una serie de principios y garantías para generar confianza en la aplicación de este, tales como el respeto y la protección; la confidencialidad; el derecho a la información; el apoyo de las personas formadas en la materia; la diligencia y celeridad; el trato justo; la protección ante posibles represalias; la colaboración; las medidas cautelares y la vigilancia de la salud.

El documento tiene que mostrar también un procedimiento de actuación específico, que normalmente puede contemplar dos vías de resolución: interna (con la fase de comunicación y asesoramiento, la fase de denuncia e investigación y la fase de resolución) y externa (por vía administrativa o judicial). Además, es recomendable que el protocolo incluya un esquema de este procedimiento, como también un glosario de términos.

Difusión, seguimiento y evaluación

Tal y como se comentaba anteriormente, resulta vital que las entidades hagan una buena comunicación de su protocolo para dar a conocer su existencia, transferir conocimiento a las personas que forman parte y ayudar a prevenir situaciones de acoso sexual o por razón de sexo.

Esta difusión puede hacerse a través de la distribución de copias del protocolo entre las personas que forman parte de la entidad y a través de carteles informativos. Por otro lado, se puede ofrecer información extra sobre su contenido organizando sesiones formativas.

También será necesario hacer un seguimiento y evaluación del protocolo. Por eso tendrán que realizarse reuniones periódicas donde se valore su implementación y se detecten posibles incidencias. A estas reuniones tendrían que asistir miembros de la dirección de la entidad, las personas de referencia designadas y representantes del personal.

Fuente: Xarxanet.

Considerando la complejidad de esta problemática y la necesidad de que en el protocolo se tengan en cuenta las características específicas de cada entidad, es recomendable contratar un servicio externo y profesional que se encargue de su elaboración o que ofrezca acompañamiento y asesoramiento.

El servicio jurídico de Gestión Tercer Sector, por ejemplo, puede ayudar a gestionar algunas dudas sobre esta y otras cuestiones.

 

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