Para que el voluntariado funcione con seguridad y claridad, es necesario firmar el documento de compromiso del voluntariado, contratar un seguro que cubra los riesgos derivados de la actividad y entregar una acreditación identificativa a la persona voluntaria, todo ello está establecido en la Ley 25/2015, del voluntariado y de fomento del asociacionismo.

Este conjunto de documentos establece el marco de relación entre la entidad y la persona voluntaria, y garantiza tanto la protección como el reconocimiento de la labor que se desarrolla. Las entidades que hacen un uso esmerado no sólo cumplen con la normativa, sino que también transmiten profesionalidad y generan confianza en su voluntariado y en la comunidad. Si tienes dudas contacta con nuestro equipo jurídico.

¿Qué es y para qué sirve la acreditación?

La acreditación de la persona voluntaria es un documento identificativo que confirma que aquella persona actúa en nombre y bajo la responsabilidad de una entidad. Habitualmente toma la forma de un carné o tarjeta identificativa, en formato físico o digital.

Su función principal es legitimar la tarea voluntaria y reforzar la seguridad: en caso de duda o incidencia, permite acreditar que la persona no actúa a título individual, sino vinculada a una entidad sin ánimo de lucro.

Además, es una herramienta simbólica de reconocimiento y pertenencia, que contribuye a fortalecer el vínculo entre la persona y la organización.

Beneficios de la acreditación para las entidades y para el voluntariado

La entrega de una acreditación tiene beneficios evidentes tanto para la persona voluntaria como para la organización. Para la persona, significa tener reconocida oficialmente su labor y contar con un documento que lo avala en el desarrollo de sus funciones. Esto aporta tranquilidad y confianza, ya que sabe que actúa de manera amparada.

Para la entidad, la acreditación es una oportunidad para mostrar transparencia, rigor y profesionalidad ante la sociedad. Además, refuerza el vínculo con el voluntariado: cuando alguien recibe un carné identificativo, recibe también un mensaje implícito de reconocimiento y valoración. Esto contribuye a aumentar la motivación y la implicación de las personas voluntarias, que se sienten parte indispensable de la organización. En definitiva, es una herramienta que ayuda a consolidar la relación y a hacer crecer la confianza mutua.

Buenas prácticas para hacerla más significativa

Cumplir con el requisito legal de entregar una acreditación es importante, pero muchas entidades van más allá y convierten este documento en un símbolo de bienvenida y de pertenencia. Algunas optan por hacer un diseño cuidado, incorporando los colores y la imagen corporativa, para que la persona se sienta realmente vinculada a la entidad. Otras organizaciones la entregan en un acto formal de recepción del voluntariado, como forma de dar la bienvenida y reforzar la importancia de su tarea.

También es habitual que se combine el formato físico con un carné digital que se puede llevar en el móvil. Sea cual sea el formato, lo esencial es que la acreditación no se perciba sólo como un papel obligatorio, sino como una muestra de confianza y reconocimiento. Así, el documento adquiere un valor añadido y contribuye a fidelizar y motivar a las personas voluntarias.

Fuente: redactado por el equipo de Suport Tercer Sector en Xarxanet.

 

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