La inteligencia artificial (IA) ya es una realidad cotidiana. Cada vez más entidades sociales, cooperativas y fundaciones lo incorporan para mejorar la eficiencia: desde redactar textos hasta generar ideas, elaborar documentos o agilizar la comunicación interna y externa.
Sin embargo, muchas personas se frustran rápidamente: «No me entiende», «Me da respuestas demasiado generales», «¿Eso ya lo hace Google, no?». El problema no es la IA, sino cómo nos comunicamos. Y aquí entra en juego una herramienta clave: el prompting.
¿Qué es el prompting y por qué es esencial?
El prompting es el arte de dar instrucciones claras y estructuradas a una IA para que su respuesta sea útil, relevante y adaptada a tus necesidades. No se trata sólo de hacer una pregunta, sino de guiar la IA con intención, como harías con cualquier colaborador.
Los modelos de IA como ChatGPT, Copilot o Gemini funcionan con modelos de lenguaje de grandes dimensiones (LLM). Estos sistemas no entienden el mundo como una persona, sino que predicen palabras basándose en patrones estadísticos. Por ello, la claridad, el contexto y el objetivo de tu mensaje son fundamentales.
¿Cómo hacer un buen prontulo?
Un buen prompt debe tener en cuenta lo siguiente:
- El rol o perspectiva: indica qué papel debe asumir la IA. Ejemplo: Eres una técnica de proyectos europeos.
- El objetivo concreto: digas claramente qué quieres que haga: resumir, escribir un correo, generar ideas, etc. Ejemplo: Resume este texto para presentarlo en una convocatoria.
- El público destinatario: ¿a quién va dirigido el contenido? Eso cambia el tono y el vocabulario. Ejemplo: Pensado para jóvenes de 16–25 años.
- El tono y el formato: cómo quieres que sea el texto y cómo quieres que esté estructurado. Ejemplo: Tono próximo, formato breve con 3 puntos, etc.
- Divide tareas complejas en pasos: en lugar de pedir que haga muchas cosas de vez en cuando, separa las instrucciones en etapas. Esto mejora la claridad y reduce errores. Ejemplo: Primero resume este informe en 3 frases. Después adaptárselo para una publicación en Instagram. Finalmente, propone un título atractivo.
- Da ejemplos de cómo quieres el resultado: los LLM funcionan mucho mejor si tienen una referencia. Puedes copiar una frase, un esquema o un tono que te guste. Ejemplo: Dame ideas para una campaña de captación. Debe sonar como este eslogan: ‘Todo el mundo puede sumar. Vine y actúa.
- Limita la extensión o estructura del texto: si no lo especificas, puede hacer textos demasiado largos o dispersos. Indica límites claros. Ejemplos:
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- No más de 100 palabras.
- Respuesta en 3 hervidos cortos.
- Redacción en formato FAQ.
Ejemplos de buenos promts
- Eres una técnica de proyectos europeos. Resume este texto para presentarlo en una convocatoria Erasmus+, con tono formal y extensión máxima de 1.000 caracteres.
- Actúa como una comunicadora social. Crea tres eslóganes breves y motivadores por Instagram para captar voluntariado joven (18–25), con emoticonos y estilo cercano.
- Simula ser un dinamizador de actividades para personas mayores. Escribe una invitación clara y amable para una sesión informativa sobre el nuevo servicio de apoyo emocional.
El prompting también sirve para generar imágenes, vídeos y audio
El prompting no es sólo para escribir. Plataformas como DALL· E, Midjourney, Runway o Adobe Firefly también funcionan con modelos similares y necesitan instrucciones claras para generar contenido visual o multimedia de calidad.
Ejemplo de buen pronta imagen: «Una ilustración estilo acuarela de una reunión de voluntarios en una entidad social, personas diversas sentadas en círculo, expresión de colaboración y entusiasmo, ambiente cálido y cercano.»
Igualmente sucede con vídeos, audio o animaciones: si no especificas el contexto, el formato, el estilo, los detalles, la IA improvisará.
Beneficios del prompting: eficiencia, calidad y sostenibilidad
Usar bonos prontos no sólo mejora los resultados, sino que reduce el consumo energético. Cada consulta a una IA activa servidores que consumen muchos recursos. Un prontulo mal formulado puede implicar repetir la petición varias veces. Un bien hecho, en cambio, ahorra tiempo, energía y emisiones.